Cata_eda-Posadas_et_al

Consideraciones al recolectar y transportar fósiles de plantas

Considerations when collecting and transporting plant fossils

Castañeda-Posadas, Carlos1,*; Velasco de León, María Patricia2; Lozano-Carmona, Diego Enrique2,3

1 Laboratorio de Paleobiología, Ecocampus-Valsequillo, Herbario y Jardín Botánico, Benemérita Universidad Autónoma de Puebla. Edificio Val 4, Blv. Ecocampus, San Pedro Zacachimalpa, CP. 72960. Puebla, México.

2 Colección de Paleontología, Facultad de Estudios Superiores Zaragoza, Universidad Nacional Autónoma de México. Batalla 5 de mayo s/n esq. Fuerte de Loreto, Col. Ejército de Oriente, Iztapalapa, 09230, Ciudad de México, México.

3 Facultad de Ciencias Biológicas, Benemérita Universidad Nacional Autónoma de México. Av. San Claudio, Ed. BIO 1 CU, Col. Jardines de San Manuel, 72570, Puebla, México.

* carlos.castaneda@correo.buap.mx

Resumen

La recolecta de los fósiles de plantas dependerá mucho del tipo de yacimiento o del tipo de fosilización en el que se preservaron. En México, el registro fósil de plantas tiene como principales tipos de fosilización a la impresión, la permineralización, el encapsulamiento en ámbar y la compresión carbonosa. En este trabajo se resalta la manera “ideal” de la recolecta de material paleobotánico, así como la manera apropiada de transporte para su siguiente proceso curatorial, registro y finalmente, llenado de cedulas de ejemplares y localidades ante el Consejo Nacional de Paleontología, organismo encargado de la protección del registro paleontológico en México. Concluyendo que cualquier trabajo de recolecta paleobotánica siempre debe de contar con un objetivo claro, metodología a emplear y un lugar de resguardo apropiado.

Palabras clave: colecciones paleontológicas, impresiones, fósiles de plantas, permineralizaciones, recolecta paleobotánica.

Abstract

The collection of plant fossils depends greatly on the type of deposit or the kind of fossilization they underwent. In Mexico, the plant fossil record mainly includes types like impressions, permineralization, amber encapsulation, and carbonaceous compression. This work highlights the “ideal” way to collect palaeobotanical material, as well as the appropriate transport method for its subsequent curatorial process, registration and finally, the completion of specimen and locality records for the National Council of Paleontology, the body responsible for the protection of the paleontological record in Mexico. It concludes that any palaeobotanical collection effort should always have a clear objective, a methodology to be used, and an appropriate place for storage.

Keywords: impressions, paleobotanical collection, paleontological collections, permineralizations, plant fossils.

1. Introducción

El obtener información taxonómica, ambiental y evolutiva, sobre las plantas que vivieron en el pasado es tarea de los paleobotánicos. La paleobotánica es un área de la paleontología que estudia múltiples evidencias vegetales de tamaño macroscópico (hojas, tallos, flores, troncos) y microscópico (espora, polen y cutículas) en depósitos de roca de un origen no antrópico en tiempos muy pretéritos. El registro de sus partes puede ser escaso e incompleto, derivado de una conservación diferencial de sus órganos, ciclos de vida y, además, por los factores geológicos que propician su preservación (MacGinitie, 1953; Linder, 2005; Taylor et al., 2009; Cleal y Thomas, 2019a, b). Porqué esta muerte es diferencial, es decir, las plantas por sus ciclos de vida y según el grupo taxonómico al que pertenezcan, pueden morirse parcialmente y desprender sus órganos (vegetativos o reproductivos) en diferentes fases de su vida, época climática, enfermedad o perturbación ambiental, por citar algunos. Por ejemplo, algunas angiospermas y gimnospermas se desprenden de sus hojas en épocas de otoño e invierno, por cambios fisiológicos y para resisitir las variaciones en las condiciones ambientales (Taylor et al., 2009; Cleal y Thomas, 2019a, b). Por factores como los anteriormente mencionados, en la mayoría de los yacimientos paleobotánicos es común encontrar elementos aislados y mayoritariamente un solo tipo de estructura (hoja, madera, frutos, o semillas). También hay que tomar en cuenta que la fosilización es más sesgada en las plantas que en los animales; los restos de las plantas pueden ser reciclados inmediatamente por otros organismos o pueden ser reducidos en forma gradual (descomponerse), además, las hojas, frutos o maderas, pueden transportarse grandes distancias, debido a los procesos dinámicos del medio como el clima, erosión y otros organismos vivos que intervienen en su dispersión, así solo una pequeña fracción de las partes que componen una planta quedan atrapadas en un ambiente de depósito, propicio para la fosilización (MacGinitie, 1953; Linder, 2005; Taylor et al., 2009; Cleal y Thomas, 2019 a, b).

En el registro fósil de plantas en México ocurrieron varios procesos de fosilización que no son exclusivos del tipo de órgano de la planta, pero si hay preferencias de preservación, entre ellos están: 1) La compresión carbonosa, es un proceso que se da en sedimentos muy finos que no dejan escapar a la materia orgánica, sólo a los elementos volátiles, por lo que quedan aún restos del tejido original en una combustión incompleta derivada de la presión, este tipo de fosilización ocurre mayoritariamente en troncos, tallos y hojas, pero también hay flores y semillas (Figura 1a y 1b). 2) La impresión, proceso donde las estructuras quedan atrapadas en sedimentos finos y estos conservan un molde externo, en este tipo de fosilización encontramos principalmente hojas, pero también hay flores, frutos, tallos y semillas (Figura 1c). 3) La permineralización, proceso en el cual existe una sustitución de la materia orgánica por minerales como el sílice y calcita, principalmente, es común en maderas, semillas y raíces (Figura 1e). 4) El encapsulado, proceso en el cual quedan atrapados los restos de plantas en una resina vegetal y quedan inmersos en ella, el ámbar es la sustancia donde ocurre la fosilización. Se encuentran hojas, flores, semillas y ramas que no se pueden estudiar anatómicamente, pero si morfológicamente (Figura 1f). 5) La momificación, es el proceso donde queda la estructura original de los organismos, solo se deshidratan o se pierden los elementos volátiles, pero el tejido y su estructura es la original (MacGinitie, 1953; Linder, 2005; Taylor et al., 2009; Cleal y Thomas, 2019 a, b). Con la descripción morfológica o anatómica de los ejemplares, se pueden identificar diferentes categorías taxonómicas, realizar listados florísticos, estimar abundancia y riqueza y probablemente reconstruir la planta completa original.

Figura 1. Tipo de fosilización en plantas. a y b) Compresiones carbonosas (flor y hoja respectivamente), localidad de los Ahuehuetes, Puebla. Barra de 2 cm. c) Impresión (fronda), localidad Tlayúa, Puebla; Barra 5 cm. d) Semillas carbonizadas, Localidad Cañada Alejandro, Oaxaca. e) Permineralización (madera), localidad San Mateo Mimiapán, Puebla; f) Inclusión en ámbar, (flor), localidad Simojovel, Chiapas; Barra 3 cm; y g) Compresión carbonosa de Bennettitales, del Grupo Tecocoyunca de Guerrero.

Por último, una gran parte de esta información debe ser conservada en las colecciones científicas, en donde se preserve el material y, además, se considera importante enviar esta información al Consejo de Paleontología del Instituto Nacional de antropología e Historia (CONPAL); con la finalidad de tener la información de las localidades fosilíferas, en general concentradas en el CONPAL, para conocer que taxones se han estudiado, o están en proceso de estudio, su estado o técnicas curatoriales aplicadas, las colecciones que existen en nuestro territorio, la prioridad de proteger alguna localidad, y finalmente poder generar una política entre los paleontólogos de lo que falta por estudiar (CONPAL, 2024).

2. Consideraciones para el transporte y resguardo de los fósiles de plantas a un laboratorio

Cuando se recolectan fósiles se debe de tener un objetivo definido del uso que se le va a dar a ese material, si la localidad seleccionada es nueva o es el seguimiento de estudios previos, en la medida de lo posible la recolecta debe reflejar la composición de las floras originales, por lo que es deseable recolectar numerosos especímenes, bien conservados, que representen las diferentes facies sedimentarias o las de un solo estrato o paleodeme (Anderson y Anderson, 1983). La toma de datos puede ser cualitativa o cuantitativa (p. ej., uso de cuadrantes para muestreo, control estratigráfico, estado de conservación del material, su orientación, número de ejemplares y en caso de conocer los géneros registrarlos o designar morfotipos). Con respecto al estado de conservación, la variación en el contenido orgánico es la influencia principal sobre los métodos de conservación a emplear (Collinson, 1987). En las compresiones, algunos ejemplares presentan problemas de conservación cuando la materia orgánica está poco adherida a la matriz de soporte, pues el secado diferencial de la matriz y el material orgánico provoca la exfoliación del fósil orgánico. Otra situación común es la poca consolidación de algunos estratos y el riesgo que esto representa al extraer el bloque que contiene los fósiles sin que estos se fracturen. Se recomienda limpiar los bordes del ejemplar (laja o muestra de mano), luego, para evitar su fragmentación, se colocan al menos cuatro capas de vendas de yeso humedecidas en los bordes perimetrales (Figura 2). Para transportarlo, se coloca el bloque sobre una lona de polietileno o se ubica el conjunto dentro de una caja de cartón, se rodea con plástico burbuja para amortiguar y proteger de las vibraciones durante el transporte. El buen registro de los datos en campo de estas colecciones ayudará al paleobotánico a determinar con mayor precisión los rangos de variación morfológica y a lograr identificaciones más fiables. Esto, a su vez, mejora la resolución de los estudios bioestratigráficos y perfecciona los paleoecológicos y paleoambientales (Shute y Cleal, 1986).

Figura 2. Extracción de material paleobotánico con la técnica de vendas de yeso. a) Ejemplar fósil a proteger, b) Envoltura del bloque de roca que contiene el fósil de planta con vendas de yeso. c) Resultado de la envoltura del fósil para su protección y posible traslado.

2.1. Recolecta de compresiones carbonosas

En este apartado se comenta acerca de las técnicas para recolectar y resguardar las compresiones carbonosas. Para ello, es importante considerar el tipo de roca, el tamaño del fósil y el ambiente de depósito. Iniciaremos por una definición breve del carbón, tipos que existen y la información que podemos obtener para la taxonomía, reconstrucciones paleoambientales, etc. Si bien el período Carbonífero debe su nombre a sus abundantes yacimientos, también podemos encontrar esta roca de origen orgánico en diferentes edades geológicas (Cross y Phillips, 1990). De manera general su formación inicia con los depósitos de turba que se forman solo bajo ciertas condiciones geológicas. En todos los casos la acumulación de materia orgánica debe exceder al decaimiento. Los carbohidratos, lignina, proteínas, grasas, y ceras son atacadas o rotas por el metabolismo bacteriano e inicia la formación de los ácidos húmicos, por lo que el entorno se vuelve más ácido (Scott y Collinson, 1983). La composición del carbón generalmente se debe a diferentes árboles de pantano dominantes u, ocasionalmente, por arbustos o hierbas. También podemos encontrar compresiones carbonizadas, tejidos permineralizados o vitrinizados, y microfósiles (cutículas, esporas, polen, resinas), que contribuyen a la identificación de las plantas que formaron el carbón.

2.1.1 ¿Qué información deseo conservar al realizar una recolecta?

Se sabe que, en las plantas vivas, los tejidos esclerificados, como el xilema y la hipodermis, debido a su composición altamente aromática tienen un potencial de conservación alto como fósiles (de Leeuw y Largeau, 1993; Van Bergen et al., 1995; Boyce et al., 2003). En la mayoría de los casos, el registro fósil vegetal es, por tanto, el resultado de la conservación selectiva de órganos y tejidos que contienen biomacromoléculas alifáticas resistentes a la descomposición (Nip et al., 1986). Entre ellas se encuentran algas, cutículas foliares, polen y esporas, envolturas de semillas, frutos, la madera y las resinas (Van Bergen et al., 1995). Las biomacromoléculas más abundantes en las plantas vasculares existentes son las ligninas que contribuyen a la formación del lignito, carbones cafés y carbón. De esta manera se puede conservar la morfología en las impresiones y su composición química en las compresiones.

En el caso de las impresiones deben de protegerse cuando se han obtenido por lajamiento y de ser posible conservar la parte negativa (-) y positiva (+) del ejemplar (el registro del ejemplar consiste en un solo número con la indicación de ambas partes +/-). Para estudios anatómicos si se sospecha que se conservó materia orgánica se puede intentar extraer material empleando la técnica de cutículas dispersas con diferentes ácidos (Figura 3), o con la técnica de Peel con acetatos adhesivos (Figura 4) (Kerp, 1990; Kouwenberg et al., 2007; Ángeles-Favila et al., 2008; Ángeles-Favila, 2009; Velasco-de León et al., 2023). Para esta última técnica se coloca encima de la compresión carbonosa una porción de acetato de celulosa en hoja y se realiza una presión leve con ayuda de la goma de un lápiz. Posteriormente se desprende el acetato y se monta en un portaobjetos. Con la parte que contiene el material fósil hacia arriba, se le ponen un par de gotas de agua y se coloca un cubreobjetos para revisar al microscopio óptico (Figura 3d). En el caso de que se observen tejidos, se describe su morfología, se realizan mediciones de las células epidérmicas, tricomas, papilas y estomas, y se procede a fotografiar para su posterior comparación con material ya identificado.

Figura 3. Se muestran los pasos generales de la técnica de cutícula dispersa que se emplea en el laboratorio para extraer cutículas; el material empleado corresponde a lutita del Jurásico, donde se identificaron especímenes de Bennettitales del Grupo Tecocoyunca de Guerrero. a) disolución de roca en ácido fluorhídrico, b) cutículas flotando después de un día, c) cutículas extraídas con pincel sobre un portaobjetos, las más oscuras aún con carbón d) cutícula extendida y seca donde se aprecia el arreglo de estomas en hilera, e) estomas abiertos microscopio óptico a 40X. f) arreglo de células epidérmicas de forma ligeramente rectangular microscopio óptico 40X. El material está depositado en la colección de cutículas de la Facultad de Estudios Superiores Zaragoza.

Figura 4. Se muestran los pasos generales de técnica de peel para extracción de cutícula a) Midiendo acetato de celulosa para cortar, b) aplicación del acetato de celulosa sobre el ejemplar fósil, c) obtención del peel (despellejamiento), nótese el color negro sobre el acetato, d) a este peel debe de agregarse solución Schultz para oxidar el carbón y poder observar al microscopio óptico.

2.2. Recolecta de compresiones

La fosilización segrega los tejidos resistentes (que pueden ser difíciles o imposibles de separar en el material moderno), haciéndolos así fácilmente accesibles para su estudio. Los fósiles, por ejemplo, se separan fácilmente del resto de la cubierta de la semilla y las hojas pueden consistir sólo en una envoltura cuticular. Por este motivo, los estudios de los fósiles están a la vanguardia de los trabajos sobre biomacromoléculas resistentes en las plantas. Aun así, la investigación de la composición química del material vegetal antiguo se encuentra aún en una fase relativamente preliminar. Los organismos contienen una serie de biopolímeros que pueden conservarse en el registro sedimentario: ácidos nucleicos (ADN, ARN), proteínas, polisacáridos y lípidos, así como las biomacromoléculas que forman parte de los tejidos estructurales de las plantas, por ejemplo, algaeano, lignina y esporopolenina (Briggs y Eglinton, 1994). El ADN es muy susceptible a la hidrólisis y a la oxidación (Lindahl, 1993) y esto se ve reflejado en la inexistencia de fósiles con más de 100,000 años de antigüedad que conserven ADN. Los polisacáridos, como la celulosa y la quitina, se biodegradan fácilmente cuando forman tejidos estructurales, sin embargo, a través de enlaces cruzados con otras moléculas, los rastros reconocibles pueden durar millones de años.

Estos restos orgánicos pueden ser estudiados mediante técnicas analíticas de las biomacromoléculas resistentes, pueden aplicarse (i) análisis elemental (relación carbono/hidrógeno/nitrógeno), (ii) pirólisis (descomposición de la biomacrolécula por medio  de calor en una atmosfera inerte, (iii) espectroscopia de infrarrojos por Transformada de Fourier para obtener datos químicos relativos, semicuantitativos que nos permitan obtener modelos quimiométricos 3D para estudios de fitotaxonomía, reconstrucciones por ejemplo en las frondas, etc. (D’Angelo y Zodrow, 2015, 2016).

2.3. Recolecta de permineralizaciones.

Después de que una planta o sus partes son depositadas en un cuerpo de agua, éste puede ser infiltrado por una solución mineralizada que eventualmente precipita y endurece dentro de las cavidades celulares y espacios intercelulares. En el material bien permineralizado, las paredes celulares están sólo ligeramente alteradas y como resultado la estructura interna de las plantas es realmente visible. Cuando la preservación es excepcionalmente buena es posible deshacer la matriz y embeber el tejido de la planta en algún plástico. Con cortadoras ordinarias, se puede preparar secciones de los tejidos (Mustoe, 2018, 2023).

Existen varios tipos de matrices en los especímenes permineralizados. El carbonato de calcio, el carbonato de magnesio o una combinación de los dos es una variedad de esas matrices. Los fósiles que comúnmente los tienen, son las llamadas bolas de carbón (coal balls) que son aproximadamente “masas lenticulares” estos materiales se encuentran en vetas de carbón en Estados Unidos, Inglaterra y Europa continental. Por otro lado, el sílice es también una matriz bastante común, los órganos vegetales silicificados preservados, de manera por demás sorprendente, conservan detalles de su anatomía y morfología (Mustoe, 2018, 2023); por ejemplo, muchas de las maderas fósiles de México se encuentran bien preservadas con sílice.

La recolecta y traslado de este tipo de material es muy simple, ya que al encontrar las rocas y órganos silificados, solo se deben depositar en una bolsa de papel estraza o plástico para marcar en ella los datos básicos de la recolecta. Ya en el laboratorio existen varias formas de tratar fósiles permineralizados para su estudio. Una forma es la realización de superficies pulidas y su observación en el microscopio con luz reflejada. Otra manera es realizar láminas delgadas del espécimen que puede ser entonces estudiado con microscopía de luz transmitida. Una manera de hacer estás secciones es cortando y puliendo un pedazo de espécimen, la superficie pulida se pega a un portaobjetos, la muestra se vuelve a cortar lo más delgado posible y la parte restante adherida al portaobjetos es desbastada hasta que la luz atraviesa sin dificultad al espécimen. Está técnica requiere de mucho tiempo, sin embargo, en ocasiones es la única forma de conseguir resultados satisfactorios. Si se cuenta con pocos recursos económicos y material fósil disponible, una manera de estudiarlos es haciendo “Peels”, técnica en la cual se corta el material permineralizado, se pule, se disuelve con un ácido (dependiendo de la composición mineral que lo envuelve) para exponer las paredes celulares y con ayuda de una hoja de acetato se pueden desprender tejidos celulares. Estas preparaciones pueden ser aclaradas y montadas en portaobjetos para su observación con microscopía de luz transmitida. Si se cuenta con una muy buena conservación de los tejidos vegetales, estos pueden ser preparados y observados bajo un microscopio electrónico de barrido y/o transmisión (Darrah, 1936; Taylor et al., 2011; Mustoe, 2018, 2023).

3. Conservación y preservación para su estudio

La conservación y preservación de los fósiles de plantas involucra una serie de actividades que van desde la adecuada técnica de recolecta (abordado en los apartados anteriores para cada tipo de fosilización), la toma de datos básicos en campo hasta la preparación y catalogación de los ejemplares, así como, tener un adecuado uso del material. Por lo tanto, el objetivo de esta sección es mostrar un panorama general sobre las actividades de conservación y preservación desde el campo hasta su estudio con base en experiencias y recomendaciones de la recolecta hasta el establecimiento de colecciones paleontológicas (Perrilliat et al., 1986; Montero y Dieguez, 1991, 2001; Allmon, 2005; Cristin y Perrilliat, 2011; Popa, 2011; Tomelleri et al., 2022, entre otros).

Una vez que se han definido los objetivos de la recolecta de material fósil, así como la adecuada planificación de las actividades de campo se procede a realizarla. Sin embargo, en ocasiones se tendrán hallazgos fortuitos o asociados no específicos, de los cuales también se deberá evaluar la posibilidad de realizar o no una recolecta. Cabe recordar que cada fósil es un archivo de la vida del pasado en la Tierra, que este es una evidencia única e irremplazable y nos permite conocer y comprender el registro sedimentario y es evidencia de los diferentes escenarios presentes a través de las eras geológicas (Cristin y Perrilliat, 2011; Popa, 2011). También es importante considerar que la recolecta de material será solo si este tendrá un espacio y condiciones adecuadas para su resguardo en una colección (Montero y Dieguez, 1991, 2001). Por lo tanto, la recolecta de material, en ocasiones, no es imprescindible, se sugiere un amplio registro fotográfico y tener un adecuado y completo registro de la documentación básica o los datos de campo.

Si la recolecta de material fósil se lleva a cabo será obligación registrar toda la documentación básica (Tabla 1). Esta se puede resumir en siete puntos generales con adecuaciones o especificaciones con base en las condiciones al momento de la recolecta. Los siguientes siete puntos conforman dicha documentación básica en una recolecta de material fósil: (1) Datos sobre el recolector(es), las fechas y horas dedicadas al trabajo, para tener control sobre la constancia en la recolección, así como estimar el esfuerzo de muestreo y graficar la acumulación de taxones por fecha de recolecta. (2) Número de ejemplar o lote de ejemplares. (3) Control geográfico con coordenadas que sean reconocibles en un mapa o carta Geológico-Minera (para México del Instituto Nacional de Estadística y Geografía, siglas INEGI) con una escala 1:50,000. (4) Control estratigráfico y tiempo geológico, esto se refiere a identificar la unidad litoestratigráfica o formación geológica, si es que se ha definido. Una vez identificados dichos datos, ubicar en la columna estratigráfica la posición de los estratos o sitios fosilíferos. Si no se tiene una columna estratigráfica se tendrá que elaborar una. (5) Tener cuidado en la conservación de los caracteres que permitan la identificación taxonómica. Es decir, es indispensable conocer o tener referencia de los caracteres taxonómicos de los taxones para que durante la recolecta estos no se pierdan o destruyan. (6) Un registro fotográfico del material, en este caso será necesario el uso de una escala milimétrica en cada fotografía y la correlación entre el número de fotografía (metadato) con la localidad fosilífera, con los datos taxonómicos y estratigráficos. Por último, (7) fósiles y/o icnofósiles asociados. Esta documentación básica permitirá que cada ejemplar pueda ser estudiado bajo un enfoque adecuado, cualquiera que sea la investigación. A su vez podrá ser preparado, organizado y catalogado en la colección de su destino.

Tabla 1. Hoja de datos básicos para la recolecta de material paleontológico.

RECOLECTOR DE DATOS (nombre o nombres de los integrantes del equipo)

HORA DE INICIO Y FIN DE LA ACTIVIDAD

FECHA (dd/mm/aa)

NÚMERO DE PARTICIPANTES

NÚMERO DE EJEMPLARES (total de ejemplares del mismo sitio de recolección)

CONTROL GEOGRÁFICO

Coordenadas geográficas (o UTM):

Poblado(s) más próximo(s):

Municipio y Estado:

Nombre de la localidad y definir siglas de reconocimiento:

Nombre y/o número de sitio fosilífero y sus siglas:

CONTROL ESTRATIGRÁFICO Y TIEMPO GEOLÓGICO

Formación geológica:

Edad:

Periodo y época:

Era:

Ubicación métrica en la columna estratigráfica:

DATOS TAXONÓMICOS (si es posible determinar un taxon in situ)

Orden:

Familia:

Género:

Especie:

REGISTRO FOTOGRÁFICO (usar escala milimétrica, correlación entre número de foto(s) con número de ejemplar, localidad (siglas), sitio fosilífero).

FÓSILES ASOCIADOS (si se reconocieron fósil/fósiles de manera imprevista o de grupos diferentes a los esperados)

OBSERVACIONES



La preparación para el resguardo del material será en el orden consecutivo de los ejemplares, es decir siguiendo la numeración en las hojas de datos de campo. El material será desembalado de cualquiera que haya sido su material de protección desde el campo hasta el laboratorio. Una vez realizado esto, se evaluará la pertinencia de realizar una limpieza o retiro de matriz. Se podrá utilizar medios mecánicos o químicos (descritos en las secciones anteriores). Para ello hay que considerar la consolidación de la matriz y su composición mineralógica. Por un lado, si se emplean métodos mecánicos evitar la fragmentación o pérdida de partes del fósil, y si se emplean químicos hay que considerar usarlos diluidos. En general se emplean ácidos como el clorhídrico (HCl), el acético (CH3COOH) y el fluorhídrico (HF) (Montero y Diéguez, 2001). Una vez limpio y listo el ejemplar se procede a etiquetarlo con código y número. Para ello se pueden emplear diversos medios, desde marcar con una navaja la matriz del ejemplar, o utilizar marcador indeleble, o aplicar una peca de 1 cm2 aproximadamente, puede ser pintura a base de agua (p. ej., corrector líquido de textos), sobre la cual se escribirán los datos de código y número de catálogo. El código será definido con base en la institución que alberga la colección y la formación y/o localidad de recolecta. Dicho código y número deberán ser congruentes con la documentación básica. Es recomendable incluir a los ejemplares en cajas individuales o bolsas plásticas cerradas para protección y evitar la pérdida de datos que sean adjuntados (Montero y Diéguez, 2001).

La conservación y mantenimiento de los ejemplares a largo plazo puede ser un reto y dependerá de varios factores. Estos factores pueden ser físicos, químicos, biológicos y ambientales. La conservación de los fósiles que puede depender de los factores físicos tiene que ver con el almacenaje, los tipos y el material de los contenedores o cajas. En este sentido lo recomendable es el uso de contenedores o cajas de plástico (polietileno o poliestireno rígido), ya que se podrá evitar la interacción con la humedad medioambiental. Considerando el tamaño de los ejemplares el equipo de almacenamiento podrá ser desde armarios metálicos tipo compacto hasta anaqueles metálicos. Esto dependerá de las disposiciones de espacio y presupuesto. El almacenaje de los materiales paleobotánicos deberá estar bajo una revisión periódica para poder identificar si se presentan daños por agentes biológicos, químicos o ambientales. Generalmente estos pueden estar asociados entre sí. Con una humedad y temperatura elevada puede condicionar a la proliferación de hongos, que son los más comunes. Pero también puede propiciar el desarrollo de reacciones químicas y principalmente la degradación de sulfuros. Esto puede causar fisuras y hasta fragmentación de los ejemplares. Por último, la hidratación y desecación de los ejemplares puede propiciar la fragmentación por efecto de la contracción-expansión. En este caso solo si los materiales de la matriz rocosa son capaces de absorber la humedad medioambiental (Montero y Dieguez, 2001; Cristin y Perrilliat, 2011; Popa, 2011).

4. Principales instituciones donde se realiza el estudio de material paleobotánico

En México son pocas las instituciones en donde se practica e investiga la paleobotánica (incluyendo estudios palinológicos). La Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) alberga a varios sitios de investigación, los cuales se desglosan a continuación: el Departamento de Paleontología, el Departamento de Dinámica Superficial y la Estación Regional Noroeste, todos ellos del Instituto de Geología. En el Departamento de Botánica, Herbario Nacional de México del Instituto de Biología y en la Colección de Paleontología de la Facultad de Estudios Superiores Zaragoza. Otras instituciones son el Laboratorio de Paleobiología y la Facultad de Ciencias Biológicas de la Benemérita Universidad Autónoma de Puebla (BUAP). En el Departamento de Zoología, Escuela Nacional de Ciencias Biológicas del Instituto Politécnico Nacional (IPN) y en el Museo del Desierto de Coahuila (MUDEI). En la Tabla 2 se sintetizan los datos de los investigadores y docentes que realizan investigación y docencia en paleobotánica de México, así como las líneas de investigación y los lugares de trabajo (adscripciones oficiales) de cada uno de ellos (IG, 2024a, b; FESZ, 2024; FCB, 2024a, b; IPN, 2024). Actualmente el estudio de material paleobotánico en México abarca prácticamente todos los periodos geológicos en donde se han registrado fósiles de plantas. Por mencionar algunos, pero con especial atención a las aportaciones más recientes, tenemos estudios en el Carbonífero-Pérmico (Velasco-de León et al., 2020; Villanueva-Amadoz et al., 2020; Flores-Barragan et al., 2021, 2023), en el Jurásico (Velasco-de León et al., 2019; Lozano-Carmona et al., 2021, 2024; Ortega-Chávez et al., 2021; Morales-Toledo y Cevallos-Ferriz, 2023), en el Cretácico (Breña-Ochoa y Cevallos-Ferriz, 2022; Centeno-González et al., 2021, 2023; Cevallos-Ferriz et al., 2021), en el Paleógeno (Hernández-Sandoval et al., 2023; Pérez-Lara et al., 2021), en el Neógeno (Hernández-Hernández et al., 2020; Castañeda-Posadas, 2023; Estrada-Ruiz, 2023; Hernández-Damián et al., 2023; Castañeda-Posadas y Tomas-Mosso, 2024) y en el Cuaternario (Cevallos-Ferriz et al., 2019; Castañeda-Posadas et al., 2022; Lozano-García et al,. 2022; Tomas-Mosso et al., 2024).

Tabla 2. Síntesis de los investigadores y docentes que realizan estudios sobre el registro fósil de plantas en México.

Investigador y/o docente

Institución (es) de adcripción

Líneas de Investigaciones

Dr. Sergio Rafael Silvestre Cevallos Ferriz

Departamento de Paleontología, Instituto de Geología, Universidad Nacional Autónoma de México.

Sistemática y Evolución de plantas cretácicas y cenozoicas de México y sus nexos con América del Centro y del Sur, así como con el Caribe.

Dra. Ana Lilia Hernández Damián

Origen de la flora Neotropical a través del estudio de las angiospermas fósiles de México.

Dra. Elia Ramírez Arriaga

Palinoestratigrafía, palinoflora y palinotaxonomía de paleocuencas cenozoicas (Paleógeno y Neógeno) de México.

Dra. Socorro Lozano García

Departamento de Dinámica Superficial, Instituto de Geología, Universidad Nacional Autónoma de México.

Cambio climático global con énfasis en variaciones en la vegetación del Cuaternario. Paleoecología y Palinología del Neógeno de México.

Dra. Uxue Villanueva Amadoz

Estación Regional del Noroeste (ERNO), Instituto de Geología, Universidad Nacional Autónoma de México.

Palinoestratigrafía y reconstrucciones paleoambientales del Paleozoico superior y Mesozoico de México.

Dra. Laura Calvillo Canadell

Departamento de Botánica, Herbario Nacional de México, Instituto de Biología, Universidad Nacional Autónoma de México.

Taxonomía, sistemática filogenética y arquitectura foliar.

Dra. María Patricia Velasco de León

Colección de Paleontología, Facultad de Estudios Superiores Zaragoza, Universidad Nacional Autónoma de México.

Taxonomía, distribución, paleoclima y paleoambientes con base en plantas del Paleozoico superior, Mesozoico y Cenozoico de México

Dra. Erika L. Ortiz Martínez

Paleoclima y taxonomía de plantas del Mesozoico y Cenozoico de México

M. en C. Pedro C. Martínez

Palinología del Jurásico del sur de México

Biól. Elizabeth Ortega Chávez

Paleoxilología del Mesozoico del sur México

Biól. Diana S. Guzmán Madrid

Estudios cuticulares de plantas mesozoicas de México

Dr. Diego E. Lozano Carmona

Colección de Paleontología, Facultad de Estudios Superiores Zaragoza, Universidad Nacional Autónoma de México.

Sistemática, fitogeografía y evolución de gimnospermas mesozoicas de México

Facultad de Ciencias Biológicas, Benemérita Universidad Autónoma de Puebla

Dr. Carlos Castañeda Posadas

Laboratorio de Paleobiología, Ecocampus-Valsequillo, Benemérita Universidad Autónoma de Puebla

Cambios en la paleodiversidad de México como consecuencia de la actividad tectónica del centro-sur del país.

Dr. Emilio Estrada Ruiz

Departamento de Zoología, Laboratorio de Ecología, Escuela Nacional de Ciencias Biológicas, Instituto Politécnico Nacional

Sistemática y distribución de plantas cretácicas y cenozoicas de México.

Dra. Martha Carolina Aguillón

Museo del Desierto de Coahuila (MUDEI)

Paleobotánica del Mesozoico de Coahuila, México.

5. Recomendaciones

Los autores consideramos que la colaboración académica y la participación de diferentes investigadores o instituciones en los proyectos de investigación en desarrollo, son prácticas comunes en la comunidad científica. Sin embargo, es crucial abordar los aspectos éticos asociados para garantizar la integridad y el respeto en el ámbito académico.

Para esto proponemos que las colaboraciones deben ser transparentes acerca de sus contribuciones y roles en el proyecto. La integridad académica implica reconocer adecuadamente el trabajo de todos los participantes y evitar cualquier forma de plagio o apropiación indebida de ideas. Antes de iniciar cualquier trabajo colaborativo, es esencial obtener el consentimiento de todas las partes involucradas y establecer acuerdos claros que definan los objetivos, responsabilidades y derechos de cada participante. Estos acuerdos deben ser documentados y revisados regularmente. Antes de iniciar un nuevo proyecto o unirse a uno existente, se debe realizar una revisión exhaustiva de la literatura para identificar trabajos previos y evitar la duplicación innecesaria. Esto incluye revisar tesis de licenciatura y posgrado, artículos, y proyectos en curso en la misma institución y en otras. Establecer una comunicación efectiva con otros investigadores y grupos de trabajo puede prevenir esfuerzos duplicados. La coordinación entre diferentes equipos de investigación fomenta la sinergia y el aprovechamiento óptimo de los recursos disponibles. Y por último mantener un registro actualizado de los proyectos en curso dentro de la institución y hacerlos accesibles para los miembros de la comunidad académica puede facilitar la identificación de oportunidades de colaboración, por eso consideramos importante el papel del CONPAL y que todos tratemos de nutrir su base de datos al registrar los proyectos paleobotánicos.

6. Conclusiones

El trabajo con los fósiles de plantas en México es aún incompleto y por lo tanto es importante conocer las instituciones donde se realizan investigaciones en esta área de la paleontología. Es indispensable revisar trabajos previos realizados en la región donde se va a recolectar, tener un objetivo bien definido, plan de trabajo y conocer técnicas de extracción, transporte, curatoriales y contar con un sitio de resguardo antes de realizar una recolecta en campo. Se recomienda a los académicos que inician alguna actividad paleontológica conocer y seguir los lineamientos para la investigación de vestigios o restos fósiles de interés paleontológico en México, establecidos por el Consejo Nacional de Paleontología, órgano actualmente concentra la información nacional.

Agradecimientos

Los autores agradecen a la Vicerrectoría de Investigación y Posgrado VIEP-BUAP, por el apoyo para el desarrollo de sus investigaciones de CCP. También se agradece la Dirección General de Asuntos del Personal Académico por el apoyo al proyecto PAPIIT IN100721, desarrollado por MPVL. Por último, a la Facultad de Ciencias Biológicas FCB-BUAP por el apoyo a DELC en el desarrollo del proyecto P-001-2024.

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Paleontología Mexicana, Vol. 13, núm. 2, 30 de junio de 2024, es una publicación semestral  (enero y julio) editada por la Unidad Editorial del Instituto de Geología de la Universidad Nacional Autónoma de México, Ciudad Universitaria, Delegación Coyoacán, C.P. 04510, México, CDMX. El editor en jefe es el Dr. Josep Anton Moreno Bedmar, CE josepamb@geologia.unam.mx y la editora técnica es la Mtra. Sandra Ramos, sandraram@geologia.unam.mx. Reserva de derechos al uso exclusivo No. 04-2022-072810185500-102, ISSN (revista impresa): 0185-478X, e-ISSN (versión electrónica): 2007-5189, ISSN-L: 0543-7652. http://www.ojs-igl.unam.mx/index.php/Paleontologia/index. https://twitter.com/paleontologiam Fecha de la última modificación, 15 de junio de 2023.

 

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