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Desarrollo y contexto histórico de la paleontología en Sonora, noroeste de México

Development and historical context of paleontology in Sonora, northwestern Mexico

Francisco J. Cuen-Romero1,*; Josep A. Moreno-Bedmar2; Héctor A. Noriega-Ruiz1; Pilar Navas-Parejo3; Blanca E. Buitrón-Sánchez2; Rogelio Monreal1

1 Departamento de Geología, Universidad de Sonora, Blvd. Luis Encinas y Rosales, CP. 83000, Hermosillo, Sonora, México.

2 Departamento de Paleontología, Instituto de Geología, Universidad Nacional Autónoma de México, Ciudad Universitaria, CDMX, 04510, México.

3 Estación Regional del Noroeste, Instituto de Geología, Universidad Nacional Autónoma de México, 83000, Hermosillo, México.

* francisco.cuen@ciencias.uson.mx

Resumen

El desarrollo histórico de la paleontología en el noroeste de México, particularmente en el estado de Sonora, es poco conocido. Mediante un análisis e investigación bibliográfica se han documentado para el estado las cuatro etapas históricamente identificadas del desarrollo de la paleontología en México. Lo anterior ha permitido conocer en detalle los antecedentes históricos y el contexto de las cuatro etapas en Sonora, las cuales permitieron la institucionalización de esta ciencia en el noroeste de México. La bibliografía paleontológica de Sonora es amplia, sin embargo, para este trabajo únicamente se han considerado aquellas investigaciones que por su novedad o área de estudio han sido relevantes y/o trascendentales para el desarrollo de esta ciencia. A través de los casi 160 años de estudios paleontológicos en el estado de Sonora, se transita desde un incipiente desarrollo por parte de paleontólogos extranjeros hasta la madurez alcanzada en la actualidad, mediante la institucionalización de esta disciplina.

Palabras clave: fósiles, historia, paleontología, Sonora.

Abstract

The historical development of paleontology in northwest Mexico, particularly in the state of Sonora, is little known. Through analysis and bibliographic research, the four historically identified stages of the development of paleontology in Mexico have been herein documented for the state. The above has allowed to know in detail the historical background of the four stages in Sonora, which developed the institutionalization of this science in the northwest of Mexico. The paleontological work of Sonora is extensive, however, for this work only the relevant and/or transcendental work were considered, because of their novelty or study area for the development of this science. Through almost 160 years of paleontological studies in the state of Sonora, and through the institutionalization of this discipline, the Mexican paleontology have gone from an incipient development by foreign paleontologists to the maturity reached today.

Keywords: fossils, history, paleontology, Sonora.

1. Introducción

Durante el siglo XIX, el desarrollo de la paleontología en el centro y sur de México se caracterizó por diversos factores que propiciaron su consolidación , entre los cuales se incluyen: a) la intervención de paleontólogos extranjeros interesados en el estudio de los fósiles de México (Galeotti, 1839; Nyst y Galeotti, 1840); b) el impulso de esta ciencia debido al creciente desarrollo de la industria petrolera, principalmente en la parte sureste del país, y su relación con la micropaleontología; c) el interés del gobierno nacional en formar instituciones de investigación científica en México; d) la necesidad de explorar recursos naturales y la industria minera; e) la intervención de la Dra. Gloria Alencáster Ybarra, primera paleontóloga mexicana e impulsora de la investigación paleontológica moderna en México, consolidando esta ciencia a nivel académico y de investigación mediante la institucionalización de esta disciplina (Carreño y Montellano-Ballesteros, 2005; Chacón-Baca et al., 2020).

Desde el punto de vista histórico, el desarrollo de la paleontología en México ha sido dividido en cuatro etapas (Alencáster-Ybarra, 2013). La primera etapa se desarrolló entre 1839 y 1900, caracterizándose por el estudio de fósiles de México, principalmente por paleontólogos extranjeros. La segunda etapa comprendió desde 1900 a 1950, con la fundación del Instituto Geológico Nacional (1888) y posteriormente el Instituto de Geología (1929) como parte de la Universidad Nacional Autónoma de México. Desde el punto de vista científico, esta etapa aún se caracteriza por los estudios de paleontólogos extranjeros en México, como lo demuestran los trabajos de ex. gr. Burckhardt (1912, 1925), Müelleried (1933), Imlay (1937, 1938, 1939), Müelleried et al. (1941), y Cooper y Arellano (1946). La tercera etapa comprendió aproximadamente desde 1950 hasta el 2000, y se caracterizó por: 1) la fundación de la Revista Paleontología Mexicana (1954); 2) el inicio del Departamento de Paleontología del Instituto de Geología de la Universidad Nacional Autónoma de México (1959), del Instituto Mexicano del Petróleo (1965), y de la Sociedad Mexicana de Paleontología (1986); y 3) por la incursión de paleontólogos mexicanos en el estudio de fósiles de México. Finalmente, la cuarta etapa comprende desde el 2000 hasta la actualidad y se caracteriza por el estudio de fósiles por especialistas en paleontología tanto de México como del extranjero (Alencáster-Ybarra, 2013).

En comparación con el centro y el sur de México, el desarrollo de la paleontología en el estado de Sonora comenzó de forma tardía, con veinticinco años de diferencia. En el centro, Galeotti (1839) realizó los primeros estudios paleontológicos en el Cretácico de San Juan Raya, Puebla, mientras que, en Sonora, Gabb (1864a, 1864b; 1869) hizo las primeras determinaciones de invertebrados del Triásico de San Marcial, y los primeros estudios paleontológicos formales en el Cretácico del Cerro Las Conchas, municipio de Arivechi.

Debido a que el contexto y desarrollo histórico de la paleontología en Sonora es poco conocido, se ha realizado un análisis de los principales factores que impulsaron el avance de esta ciencia en el estado. Para lo anterior, se utilizarán las etapas antes mencionadas y establecidas por Alencáster-Ybarra (2013), con el fin de conocer la evolución de los estudios paleontológicos en Sonora.

2. El desarrollo histórico de la paleontología en el estado de sonora

El contexto histórico en el desarrollo de la paleontología en Sonora es importante debido a que esta disciplina se inició durante un período de transición e inestabilidad política tanto en el país como en el estado, teniendo como referente la venta de la Mesilla en 1854 y la Batalla de Caborca en 1857. Los estudios paleontológicos en Sonora iniciaron en 1864, en gran medida impulsados por el creciente interés de los Estados Unidos de América en conocer los recursos naturales y minerales del estado, lo cual también trajo consigo la generación de conocimiento paleontológico por la incursión a México de paleontólogos norteamericanos. En el estado de Sonora también es posible reconocer las cuatro etapas de la historia de la paleontología en México, que fueron propuestas por Alencáster-Ybarra (2013). En Sonora, la primera etapa se caracterizó por la descripción de las primeras localidades fosilíferas del estado (Triásico de San Marcial y Cretácico del Cerro Las Conchas), por paleontólogos extranjeros. La segunda etapa está constituida, nuevamente, por los estudios de paleontólogos extranjeros, pero con interés en el reconocimiento geológico general y la estratigrafía del estado, con el fin de correlacionar Sonora con el suroeste de los Estados Unidos de América, lo cual trajo consigo el nombramiento de diversas unidades litoestratigráficas. La tercera etapa se caracterizó por los primeros trabajos de paleontólogos mexicanos, algunos en colaboración con paleontólogos extranjeros. Esta etapa es relevante debido a la institucionalización de la paleontología en Sonora, surgiendo en la década de los años 70, la Estación Regional del Noroeste (ERNO) del Instituto de Geología de la Universidad Nacional Autónoma de México y el Departamento de Geología de la Universidad de Sonora; hasta la fecha, bastiones de la paleontología en el estado. También en esta etapa, surge el Boletín del Departamento de Geología, como medio de publicación de estudios geológicos y paleontológicos inéditos. La cuarta etapa comprende el desarrollo de la paleontología, tanto desde el punto de vista de investigación como educativo, irradiando hacia la especialización en paleontología en diversos grupos fósiles, además de la formación de recursos humanos de alto nivel. Actualmente, en el estado de Sonora, se realiza investigación y docencia en paleontología, con esfuerzos enfocados hacia el entendimiento de la evolución geológica del noroeste de México, el estudio de la paleobiota y su relación con los recursos naturales no renovables, así como la legislación y la puesta en valor del patrimonio paleontológico del país. A continuación, se presentarán con detalle cada una de las cuatro etapas mencionadas mediante un análisis e investigación bibliográfica.

2.1. Pre-primera etapa (Virreinato de la Nueva España)

Los primeros reportes geológico-paleontológicos en México, previos a la primera etapa, fueron realizados durante la época del Virreinato de la Nueva España (1535-1821). Estos reportes no han sido considerados como una etapa en sí mismos al no tener un carácter netamente científico sino descriptivo.

Las primeras descripciones sobre localidades fosilíferas en Sonora, sin embargo, fueron realizadas por exploradores y misioneros jesuitas. El misionero Eusebio Francisco Kino (Figura 1), entre 1687 y 1706, hizo las primeras descripciones geológicas de Sonora, mismas que se enviaron como cartas para los monarcas españoles Carlos II y Felipe V. Posteriormente, el Padre Ignaz Pfefferkorn (1795), describió la presencia de fósiles en la localidad de Arivechi, por lo que corresponde al primer registro paleontológico para Sonora (Pérez-Segura y Jacques-Ayala, 1991; Roldán-Quintana, 2011). Tales observaciones incluyen características de los afloramientos y la presencia de petrificaciones de ciertos animales congruentes con la localidad fosilífera del Cerro de las Conchas, en el municipio de Arivechi.

2.2. Primera etapa (1839 a 1900)

De acuerdo con Alencáster-Ybarra (2013), el desarrollo de la paleontología en México durante esta primera etapa fue impulsado principalmente por la intervención de paleontólogos extranjeros, los cuales mantuvieron su interés en explorar los recursos naturales como el petróleo. Por otra parte, el desarrollo de la paleontología en Sonora se inició por el interés en explorar los recursos naturales y por la importancia de los metales; también en exploraciones dirigidas por geólogos y paleontólogos extranjeros, como lo demuestran los trabajos de Gabb (1864a; 1864b; 1869) y Rémond (1866). En el primer trabajo geológico que se publicó para Sonora, denominado “Notice of Geological Explorations in Northern Mexico”, Rémond (1866) estableció: “Considering how celebrated this portion of Mexico has become for its mines and metalliferous veins, and how much has been written about it, it is surprising how little exact information has hitherto been obtained with regard to either its geography or geology”. Lo anterior pone de manifiesto el interés en los metales del estado, lo cual trajo consigo también la investigación paleontológica.

Posteriormente, geólogos y paleontólogos extranjeros provenientes del Servicio Geológico de California y de la Universidad de California realizaron los primeros reportes científicos sobre la geología de Sonora (Roldán-Quintana, 2011). Entre estos investigadores, el geólogo francés Auguste Rémond de Corbineau llevó a cabo exploraciones al noroeste de México entre 1863 y hasta su muerte en 1867, donde recolectó ejemplares fósiles como corales, braquiópodos y crinoideos, asignando por primera vez edades relativas a las rocas de la región central de Sonora (Rémond, 1866). Basado en la presencia de crinoideos, reconoció el Carbonífero en la Sierra Santa Teresa y la Sierra Las Ánimas; también documentó el Triásico del área de Tecoripa y San Marcial, reportando la presencia de plantas fósiles; identificó el Cretácico en el área de Sahuaripa y Arivechi en el Cerro de Las Conchas, relacionándolo con los depósitos del Cretácico de Texas. En estas expediciones, Rémond recolectó fósiles del Triásico de la localidad de San Marcial, Sonora central, los cuales fueron entregados al paleontólogo estadounidense William More Gabb (1839-1878, Figura 2A) para su determinación. Las primeras determinaciones paleontológicas formales realizadas en Sonora le corresponden precisamente a Gabb (1864a), basado en el material proporcionado por Rémond, por ejemplo, el bivalvo Panopea remondii Gabb, 1864a. También, Rémond recolectó fósiles marinos del Cerro Las Conchas, municipio de Arivechi, enviando nuevamente el material paleontológico a Gabb (1864b), quién identificó los ejemplares y los asignó al Cretácico; asimismo Gabb (1864b, 1869), basado en los trabajos de Roemer (1849, 1852), sugirió que los fósiles colectados por Rémond en esta localidad, correspondían a taxa identificados previamente en localidades del Cretácico de Texas y, además, corrigió la edad jurásica inicialmente asignada por Galeotti (1839) a la secuencia expuesta en la localidad de San Juan Raya, Puebla, asignándola al Cretácico. Muchos de los taxa del Cretácico del área del Cerro Las Conchas fueron descritos por primera vez por Gabb (Figura 2B). Entre estos se mencionan Fusus mexicanus Gabb, 1869, Euspira tabulata Gabb, 1869, Chemnitzia zebra Gabb, 1869, Tylostoma mutabilis Gabb, 1869, Anchura monilifera Gabb, 1869, Cerithium mexicanum Gabb, 1869, Pholadomya sonorensis Gabb, 1869 y Remondia furcata Gabb, 1869.

Posteriormente, Macomb y Newberry (1876), estudiaron los depósitos de grafito y documentaron las plantas fósiles de la región de Tónichi, recolectadas por Rémond, donde identificaron especies que fueron reportadas en el Triásico de Carolina del Norte, al este de Estados Unidos (Wilson y Rocha, 1949). También destacan los trabajos de Angelo Heilprin, quién en 1891 describió especies en honor al municipio de Arivechi, Sonora, como el bivalvo Pseudocardia arivechensis (Heilprin, 1891).

2.3 Segunda etapa (1900 a 1950)

La segunda etapa del desarrollo de la paleontología en Sonora también está caracterizada por la intervención de paleontólogos extranjeros. Edwin Theodore Dumble (Figura 3) realizó en 1900, exploraciones en la parte sur y centro de Sonora, donde reconoció rocas del Paleozoico y recolectó fósiles de corales, braquiópodos y crinoideos. Los ejemplares fueron enviados al paleontólogo Charles Shuchert del U.S. National Museum (EUA) para su análisis taxonómico, quién identificó los corales Cyathophyllum y Heliolites del Paleozoico inferior (Dumble, 1900). Durante estas expediciones, Dumble (1900) describió una secuencia marina sedimentaria del Triásico en la región central de Sonora, a la cual definió como una nueva unidad litoestratigráfica denominada división Barranca.

A partir de este descubrimiento aumentó el interés paleontológico por diversos investigadores, realizando las primeras descripciones de manera formal sobre secuencias del Paleozoico de Sonora (Keller, 1928; Dunbar, 1939; Imlay, 1939) y Mesozoico (Keller, 1928; Jaworski, 1929; Taliaferro, 1933; King, 1939).

Angermann (1904), describió crinoideos, corales y braquiópodos en rocas del Paleozoico en la localidad de Rosario, al sur de Sonora. Keller (1928), reconoció fusulínidos y braquiópodos del Pérmico para el estado de Sonora. También identificó fósiles del Triásico y Jurásico en Sonora, presentes en el Grupo Antimonio en la región noroeste (Caborca) y en el Grupo Barranca de la región central. Los fósiles fueron identificados por Burckhardt (1930), quien también reportó una abundante fauna fósil para localidades como el Cretácico de Arivechi, Cretácico de la Cuenca de Cabullona y el Cañón de Guadalupe.

Jaworski (1929), estudió fósiles del Jurásico Inferior de la Sierra de Santa Rosa en el noroeste de Sonora y con base en el material de Keller (1928), identificó especies de bivalvos de la misma edad.

Flores (1929), realizó reconocimientos geológicos en la región central del estado de Sonora. Taliaferro (1933), hizo estudios estratigráficos y paleontológicos en el estado de Sonora, reportando la presencia de invertebrados y dinosaurios del Cretácico de la Cuenca de Cabullona, documentando, además, la presencia de los bivalvos Unio y Exogyra. Posteriormente Dunbar (1939), estudió fusulínidos del Pérmico de Sonora, determinando nuevas especies como Parafusulina imlayi Dunbar, 1939, Parafusulina skinneri Dunbar, 1939 y Parafusulina sonoraensis Dunbar, 1939. También, de esta etapa destacan los trabajos de Imlay (1939), quien documentó en sus estudios la presencia de braquiópodos del Carbonífero y Pérmico en la Sierra de Teras, El Tigre y Hachita Hueca; así como bivalvos y ammonites del Cretácico de la Sierra El Tigre y Sahuaripa.

King (1939), estudió los depósitos de carbón del Grupo Barranca y documentó abundantes plantas fósiles recolectadas y estudiadas previamente por Rémond, Newberry y Dumble, entre estas se mencionan a Otozamites macombii Newberry in Macomb y Newberry, 1876, Pterophyllum fragile Newberry in Macomb y Newberry, 1876, Zamites occidentalis Newberry in Macomb y Newberry, 1876, Pecopteris mexicana Newberry in Macomb y Newberry, 1876, entre otras. Además, documentó la presencia de invertebrados fósiles como Panopea remondi, Pecten pradoanus Verneuil y Collomb, 1853, y Pecten cf. P. textorius Schlotheim, 1820.

En 1941, Gómez y Torres-Izábal, descubrieron estromatolitos en las formaciones Gamuza y Papalote, además de trilobites del Cámbrico en la región de Caborca. El material recolectado fue enviado al profesor Alexander Stoyanow (1942) de la Universidad de Arizona, quien reportó por primera vez estromatolitos precámbricos para México y realizó el primer bosquejo paleogeográfico del estado para el Paleozoico temprano. Stoyanow (1942), también mencionó para el Cámbrico medio de Sonora la presencia de trilobites como Glossopleura, Alokistocare y Anoria. Posteriormente, Cooper y Arellano (1946), realizaron la estratigrafía a detalle del Cámbrico del área de Caborca, documentando por primera vez este sistema en México. En sus descripciones mencionan la presencia de braquiópodos como Obolella y trilobites como Olenellus, Glossopleura y Clavaspidella.

Lochman (1948) llevó a cabo el primer trabajo sistemático-taxonómico de trilobites del Cámbrico de la región de Caborca, donde describió géneros y especies nuevas en honor a México, como son Sombrerella mexicana Lochman, 1948, Mexicaspis stenopyge Lochman, 1948, Mexicella mexicana Lochman, 1948, Proveedoria starquistae Lochman, 1948, Arellanella caborcana Lochman, 1948, Caborcella arrojosensis Lochman, 1948, entre otras.

2.4. Tercera etapa (1950 a 2000)

La tercera etapa del desarrollo de la paleontología en Sonora es importante, porque es en este momento cuando la paleontología se institucionaliza con la fundación de instituciones de investigación y académicas en el estado, como lo son la Estación Regional del Noroeste del Instituto de Geología de la Universidad Nacional Autónoma de México (1974) y el Departamento de Geología de la Universidad de Sonora (1974).

En esta etapa, los trabajos paleontológicos continuaron bajo la dirección de investigadores extranjeros (ex. gr. Cooper et al., 1952; Poole y Hayes, 1971; Weber et al., 1979; Rangin, 1977; Stewart et al., 1984; McMenamin, 1985; Lucas et al., 1995) e investigadoras e investigadores mexicanos se incorporaron a estudiar la paleontología sonorense (ex. gr. Alencáster de-Cserna, 1961; Silva-Pineda, 1961; Brunner, 1975, 1976; Cevallos-Ferriz y Ricalde-Moreno, 1995; Villaseñor et al., 2000). También, investigadores que pertenecían a instituciones como la Universidad de Sonora (ex. gr. Gamper y Longoria, 1978; Herrera et al., 1984) y la Estación Regional del Noroeste del Instituto de Geología de la UNAM (ex. gr. González-León, 1986; Almazán-Vázquez, 1989; Jacques-Ayala et al., 1990) realizaron trabajos de manera formal, así como tesis y publicaciones sobre distintos yacimientos fosilíferos.

Cómo se mencionó anteriormente, el descubrimiento del Cámbrico en el país por Gómez y Torres-Izábal en 1941 y Stoyanow (1942), fue de relevancia nacional. Este acontecimiento captó la atención de investigadores del Instituto de Geología de la UNAM y el Smithsonian Institution de Washington D.C., quienes delegaron a Alberto Arellano y Arthur Cooper respectivamente para investigar los depósitos del Cámbrico de Sonora, así como otros depósitos del Paleozoico reportados en la región. El estudio detallado del Cámbrico de Sonora (Cooper et al., 1952), trajo consigo la definición de seis unidades litoestratigráficas y además el reporte de una abundante biota fósil descrita por especialistas, por ejemplo, algas calcáreas (Johnson in Cooper et al., 1952), arqueociatos (Okulitch in Cooper et al., 1952), braquiópodos (Cooper in Cooper et al., 1952) y trilobites (Lochman in Cooper et al., 1952). Resulta interesante la descripción de 45 nuevas especies de trilobites como Sonoraspis torresi (Stoyanow in Cooper et al., 1952), y Sonoraspis gomezi (Stoyanow in Cooper et al., 1952), en honor de Sonora, así como de Lorenzo Torres- Izábal e Isauro G. Gómez, pioneros de los estudios del Cámbrico en México. También se asignaron nombres regionales como Wanneria mexicana prima (Lochman in Cooper et al., 1952) y Alokistocarella mexicana (Lochman in Cooper et al., 1952).

Cooper et al. (1953) describieron las faunas del Pérmico del área del Antimonio al noroeste de Sonora, donde reportaron la presencia de foraminíferos, braquiópodos, bivalvos y escafópodos. Entre la fauna documentada se tienen especies como Derbyia arrellanoi (Cooper in Cooper et al., 1953), Chonetes monosensis (Cooper in Cooper et al., 1953), Heteralosia mexicana (Cooper in Cooper et al., 1953), Wellerella rotunda (Cooper in Cooper et al., 1953), Pseudomartinia martinezi (Cooper in Cooper et al., 1953), entre otras.

Easton et al. (1958) describieron la fauna del Misisípico del área del Bísani, noroeste de Sonora, documentado corales como Cyathaxonia cordillerensis (Easton in Easton et al., 1958), Rotiphyllum occidentale (Easton in Easton et al., 1958), Caninophyllum sonorense (Easton in Easton et al., 1958), entre otros.

King (1939) agrupó las rocas del Mesozoico inferior de Sonora central y las incluyó en la formación Barranca. Posteriormente, Alencáster-de Cserna (1961, Figura 4), elevó la formación Barranca al rango de grupo, nombrando así el Grupo Barranca, el cual incluye las formaciones Arrayanes, Santa Clara y Coyotes. De igual manera, Alencáster-de Cserna (1961), estudió la fauna fósil del Triásico Superior (Cárnico) del área de San Marcial, donde describió catorce especies de invertebrados marinos, incluyendo braquiópodos, escafópodos, bivalvos y cefalópodos. Entre estos se mencionan especies nuevas como Nuculana curvirostris Alencáster-de Cserna, 1961, Myophoria mexicana Alencáster-de Cserna, 1961, Myophorigonia salasi Alencáster-de Cserna, 1961 y Mytilus (Chloromya) sonorensis Alencáster-de Cserna, 1961. También, es importante mencionar la descripción de doce especies de plantas fósiles de la misma localidad descritas por Silva-Pineda (1961). Por su parte, Miller (1961), propuso cinco especies de belemnites de la misma región. Posteriormente, para el Triásico Superior también fue identificada una fauna de invertebrados en la Formación Antimonio, al oeste de Caborca (Stanley et al., 1994). Esta asociación está constituida por 31 especies que incluye esponjas, corales escleractinios, braquiópodos, bivalvos, gasterópodos, entre otros (Stanley et al., 1994).

Fósiles del Jurásico Superior fueron descubiertos por Rangin (1977), quién identificó bivalvos y ammonites de la Formación Cucurpe. Posteriormente, Villaseñor et al. (2005) describió e identificó una nueva colección de bivalvos y ammonites de la misma localidad, entre los cuales se incluye a Perisphinctes (Dichotomoceras?) sp., Sequeirosa? sp., Grammatodon (Grammatodon) hersilius (d’Orbigny, 1850), entre otros.

Durante la década de los años 70, se describieron por vez primera en Sonora fósiles de conodontos. Brunner (1975, 1976) estudió los conodontos devónicos y misisípicos, respectivamente, en el área arqueológica de El Bísani, cerca de Caborca. Estos trabajos incluyen el reporte de especies claves para bioestratigrafía del Devónico y el Misisípico como son “Polygnathuscommunis communis Branson y Mehl, 1934 y diversas especies de los géneros Siphonodella Branson y Mehl, 1944, y Gnathodus Pander, 1856. Poco después, Holcomb (1979) y Devery (1979), en sus trabajos de tesis de maestría de la Universidad Cristiana de Texas, describen conodontos y otra biota con edades del Misisípico, Pensilvánico y Pérmico temprano, cerca de Bavispe, en el área de El Tigre- Sierra de Teras- Cañón de Santa Rosa, donde trabajó previamente Imlay en 1939.

A principios de la década de los años 80, el geólogo Forrest “Barney” Poole (†) del Servicio Geológico de los Estados Unidos de América (USGS) comenzó a realizar campañas de campo periódicas, principalmente enfocadas en el área de la Barita de Sonora, a partir de correlaciones regionales desde el estado de Nevada en EUA. Estas campañas, que fueron más de 25, las realizó principalmente con Ricardo Amaya Martínez (†), adscrito al Departamento de Geología de la Universidad de Sonora, acompañados de diversos geólogos de distintas compañías mineras de Sonora (Barita de Sonora en Mazatán y Minera Baucarit en Cobachi), por nombrar algunos Ángel Fort, Luis Estrella, Fernando Oliva, Pablo Kirschbaum, Alejandro Verdugo, Martín Valencia, Elizabeth Araux y Luis Fernando Oviedo. Como parte del equipo de trabajo del Dr. Forrest G. Poole del USGS, asistieron a estas campañas especialistas en paleontología como Bruce R. Wardlaw (†) y Anita G. Harris (†) (Figura 5 y 6). De hecho, como parte del método de análisis de tafonomía de conodontos propuesto por Anita Harris, conocido como CAI por sus siglas en inglés “Color Alteration Index” (Índice de alteración del color en conodontos, Epstein et al., 1977), ella preparó varias celdillas micropaleontológicas con conodontos con distintos grados de CAI para repartirlas entre especialistas de distintas partes del mundo, y para ellas usó material de conodontos de Sonora.

Hacia finales de la tercera etapa, se tienen numerosas investigaciones paleontológicas, entre estas, Weber et al. (1979) describieron e identificaron géneros como Conophyton y Jacutophyton, relacionados con los estromatolitos del Precámbrico del área de Caborca, Sonora. Posteriormente, McMenamin (1985), determinó fósiles de la Formación La Ciénega del Cámbrico Inferior del área de Caborca, como Sinotubulites cienegensis McMenamin, 1985. McMenamin (1987), describió los trilobites del Cámbrico de la Formación Puerto Blanco del área de Caborca, donde documentó las especies Nevadia ovalis McMenamin, 1987 y Judomia orbis McMenamin, 1987. McMenamin (1996) citó la biota Ediacara de la Formación Clemente de la región de Caborca, donde documentó la presencia de las especies Cyclomedusa plana, Sekwia sp., entre otras. Estas contribuciones corresponden a los primeros registros formales de fósiles del Precámbrico para México. En la década de los 90, se publicaron varios trabajos sobre las faunas jurásicas de ammonites del área de la Sierra de Santa Rosa, en Caborca (Calmus et al., 1997; Lucas et al., 1999, entre otros). Lo anterior demuestra que durante esta etapa el área de Caborca ha sido ampliamente estudiada por diversos autores; no obstante, existen afloramientos del Paleozoico que han sido documentados en otras localidades, por ejemplo, del Ordovícico del área La Casita-Los Chinos y del Cerro Cobachi, Sonora central (Peiffer-Rangin et al., 1980; Noll, 1981; Ketner, 1986; Peiffer-Rangin, 1988), donde se han identificado conodontos, radiolarios, corales y graptolites (Riva y Ketner, 1989); la secuencia paleozoica de la Sierra El Tule (González-León, 1986); y las secuencias detríticas-carbonatadas del Paleozoico superior en Sierra Agua Verde, Sonora central (Ochoa Granillo y Sosa León, 1993; Stewart et al., 1999); la secuencia cámbrica-ordovícica del área de Arivechi (Almazán-Vázquez, 1989); y las rocas sedimentarias del Cámbrico medio con abundantes trilobites de la Sierra Mazatán, Sonora Central (Vega-Granillo, 1996).

También se destacan los trabajos del Cretácico Inferior realizados en el área de Lampazos y la Sierra de los Chinos (Herrera et al., 1984; González-León y Buitrón, 1984; Monreal y Longoria, 2000a, 2000b; Longoria y Monreal, 2009), donde se ha documentado la presencia de foraminíferos planctónicos y bentónicos como Orbitolina texana Roemer, 1849, calpionélidos, ostrácodos, y radiolarios del Aptiano–Albiano. Además de macrofauna fósil tales como algas verdes, corales, bivalvos, rudistas, gasterópodos, ammonites y equinodermos.

Existen numerosos estudios bioestratigráficos y paleontológicos de rocas del Cretácico. Una de las aportaciones fundamentales para el Cretácico Inferior de Sonora fue el reconocimiento del Grupo Bisbee en la sierra El Tigre, al noreste de Sonora (Montaño-Jiménez, 1988), que posteriormente sería estudiado por diversos autores en la década de 1990 (ex. gr. Grijalva-Noriega, 1991; Scott y González-León, 1991; Escalona-Alcázar y Roldán-Quintana, 1993; Fernández-Aguirre et al., 1993; Monreal, 1994; González-León y Lucas, 1995). Aunque los reportes describen la estratigrafía de unidades litoestratigráficas, se identificaron secuencias estratigráficas altamente fosilíferas, identificando la presencia de ammonites y foraminíferos como Dufrenoyia cf. D. rebeccae y Palorbitolina lenticularis del Barremiano–Aptiano temprano en el área de Cerro de Oro, Sonora central (González-León y Lucas, 1995; Monreal, 1994), así como en el Cerro de Las Conchas en Arivechi (Pérez-Ramos, 1988; Monreal, 1997). Asimismo, en el área de Caborca se reconocieron depósitos del Aptiano–Albiano, caracterizándose por la presencia de macrofauna fósil que incluye moluscos y equinodermos (Jacques-Ayala et al., 1990). El Cretácico Superior de Sonora está representado principalmente por los depósitos continentales del Grupo Cabullona descritos por Taliaferro (1933) y que posteriormente serían analizados por autores interesados en determinar géneros de granos de polen y esporas, madera fósil, foraminíferos, bivalvos, gasterópodos, y restos de tortugas y de dinosaurios (Almeida y Martínez-Hérnandez, 1980; Lucas y González-León, 1990; González-León et al., 1993; González-León, 1994; González-León y Lawton, 1995; Lucas et al., 1995). Lucas et al. (1995), describieron nuevas especies de invertebrados fósiles, destacando también, la presencia de otros fósiles no documentados como los dinosaurios Albertosaurus y ejemplares de las familias Hadrosauridae y Ceratopsidae, correspondientes a una edad del Campaniano–Maastrichtiano. Aunque el Grupo Cabullona ha sido ampliamente estudiado, también existen otras localidades que fueron estudiadas; Cevallos-Ferriz y Ricalde-Moreno (1995) realizaron un análisis de las maderas de angiospermas y restos de palmas del Cretácico Superior, donde identificaron Rhizopalmoxylon huepaciense como nueva especie de palmas de la Formación Tuli, Huepac, Sonora central.

En esta etapa se trabajó material micropaleontólogico de foraminíferos y ostrácodos del Pleistoceno de Punta Chueca desde un punto de vista ecológico (Celis-Gutiérrez, 1986), destacando la presencia de especies como Triloculina schreiberiana, Quinqueloculina paragonica y Quinqueloculina poeyana, Quinqueloculina lata y Ammonia beccarii.

2.5. Cuarta etapa (2000 a la actualidad)

Durante la cuarta etapa la producción de trabajos y variedad de temáticas ha incrementado sustancialmente, así, el trabajo de diferentes especialistas ha irradiado hacia diferentes grupos fósiles como fósiles traza (Buitrón-Sánchez et al., 2016; Sour-Tovar y Hernández-Barbosa, 2018), foraminíferos (Longoria y Monreal, 2009), microbialitas (Beraldi-Campesi et al., 2004, 2018), paleobotánica (Villanueva-Amadoz et al., 2014), algas calcáreas, carofitas (Vicente et al., 2020), poríferos (Cuen et al., 2013; Beresi et al., 2017; 2019; Beresi, 2021), corales (Löser, 2013; 2015; 2016; 2022), braquiópodos (Jiménez-López et al., 2018; Holmer et al., 2022), gasterópodos (Cuen-Romero et al., 2022a, 2022b), helcioneloidos (Noriega-Ruiz et al., 2023), hiolítidos (Buitrón-Sánchez et al., 2017a), bivalvos (Scott, 2007; Scholtz et al., 2008), ammonites (Villaseñor et al., 2005; Lawton et al., 2004; Robert et al., 2018; Samaniego-Pesqueira et al., 2021), trilobites (Cuen-Romero et al., 2016; 2018; 2019a; 2019b; 2022c; Noriega-Ruiz et al., 2020, 2022; Sundberg y Cuen-Romero, 2021), equinodermos (Nardin et al., 2009; Buitrón-Sánchez et al., 2017b; 2021; 2023), graptolites (Reyes-Montoya et al., 2023a, 2023b) conodontos (Navas-Parejo et al., 2017, 2019; Navas-Parejo y Sandberg, 2018; Navas-Parejo, 2018; Lara-Peña et al., 2020; 2021), ictiolitos (Martínez-Pérez et al., 2019), cérvidos (Palma-Ramírez et al., 2023), entre otros. Además de la incursión en líneas de investigación nuevas para México, como son la paleoecología cuantitativa (Cuen-Romero et al., 2019a; 2021; Noriega-Ruiz et al., 2022; Velázquez-Heras et al., 2022 ) o los análisis tafonómicos de biopatitas (Lara-Peña et al., 2023).

3. Estado actual y perspectivas a futuro

Actualmente existen dos instituciones que realizan investigación y docencia en paleontología en el estado de Sonora: el Departamento de Geología de la Universidad de Sonora y la Estación Regional del Noroeste (ERNO) del Instituto de Geología de la Universidad Nacional Autónoma de México.

Desde su fundación, la interacción entre ambas instituciones ha sido constante, involucrando colaboraciones de carácter paleontológico en forma de artículos científicos, tesis a nivel licenciatura y posgrado y con la organización de eventos académicos. Por ejemplo, desde la década de los años 80 y hasta 2008, se organizaron periódicamente y de manera conjunta los “Simposios de la geología de Sonora y áreas adyacentes”, que en su última versión incluyeron también investigaciones con carácter ecológico. De igual modo, la primera reunión de la Sección Cordillerana de la Sociedad Geológica de América (GSA) celebrada en México tuvo lugar en Sonora en marzo de 1981 y fue organizada por el Instituto de Geología de la UNAM en cooperación con la Universidad de Sonora. De las excursiones organizadas en esta reunión surgió un libro titulado “Geology of northwestern Mexico and Southern Arizona”, que fue editado por el Dr. Luc Ortlieb y el Dr. Jaime Roldán.

Durante la tercera etapa histórica y como parte de la consolidación de la paleontología por parte de las instituciones educativas y de investigación del estado de Sonora, tuvieron lugar diversos eventos académicos, organizados en conjunto con instituciones extranjeras. En enero de 1997, el Dr. George D. Stanley de la Universidad de Montana y el Dr. Carlos González León del IGI ERNO UNAM, a través del programa conjunto de Apoyo a Proyectos de Cooperación Científica y Tecnológica entre CONACYT de México y la National Science Foundation de EUA, realizaron en Hermosillo una reunión sobre la geología y paleontología del Paleozoico superior y Mesozoico inferior de Sonora. Dicha reunión incluyó tanto conferencias como excursiones, abordando discusiones de importancia relacionadas con algunos grupos fósiles presentes en Sonora como son los radiolarios, braquiópodos, ammonites y reptiles marinos. Cabe resaltar que en la publicación de carácter divulgativo de la Estación por ese entonces, “Geología del Noroeste” de ese mismo año, Lucas et al., (1997) y Lucas y González-León (1997) incluyeron varios reportes de fósiles de Sonora como son los gonfoterios Rhynchoterium browni y Cuvieronius sp., así como la biota de Ediacara (McMenamin y D’Ambrosio, 1997), además de una nota por parte de investigadores del Centro INAH-Sonora sobre la Legislación sobre los restos fósiles (Villalpando et al., 1993). En este sentido, el compromiso de la paleontología de Sonora con la legislación y protección del patrimonio paleontológico ha estado presente desde el inicio. Casi dos décadas después de esta nota, el Centro INAH-Sonora organizó el Taller de registro de sitios y colecciones paleontológicas en el estado de Sonora (2016), donde se discutieron los trámites legales para el correcto trabajo con fósiles en la República Mexicana. Además, este foro se dio como el espacio para relacionarse entre especialistas y surgió la necesidad de ir más allá y organizar un evento donde se trataron temas de interés para la conservación y la restauración del material paleontológico. Así, se organizó el primer Seminario sobre investigación, conservación, restauración y puesta en valor del patrimonio paleontológico (2017), como un esfuerzo en conjunto entre el Centro INAH-Sonora, el Instituto de Geología de la UNAM y el Departamento de Geología de la Universidad de Sonora. De la misma manera, en noviembre de 2020 se realizó el “I Simposio – Investigación en Paleontología: La Sierra Madre Occidental, una visita al Paleozoico” organizado por la Sociedad Mexicana de Paleontología, la Universidad de Sonora y la Universidad Autónoma de Nuevo León. Sin embargo, el evento más importante con relación a la paleontología, realizado en la última década en el estado de Sonora, corresponde al XVII Congreso Nacional de Paleontología, organizado por la Estación Regional del Noroeste y la Sociedad Mexicana de Paleontología, A.C., en noviembre de 2022.

El Departamento de Geología de la Universidad de Sonora inició operaciones en 1974, debido al impulso que inicialmente diera el Dr. Guillermo Salas Pizá (†) (Figura 7), quién se interesó en la fundación de la carrera de Geología, con el objetivo de proporcionar servicio al noroeste de México, debido a la abundancia de recursos minerales. Dentro de la currícula de la carrera de Geólogo se incluyen las asignaturas de paleontología de invertebrados y vertebrados, además en la Maestría en Ciencias-Geología y Doctorado en Geociencias se ofertan las asignaturas de Paleontología Avanzada, y de Paleoecología y ambientes marinos, entre otras.

La primera paleontóloga del Departamento de Geología que realizó docencia en la carrera de Geología fue la Dra. Françoise Peiffer, en la década de los años 70 y 80 del siglo pasado. Posteriormente se integró la Dra. Martha Gamper y el Dr. Francisco Longoria. En 1983 se integró al Departamento la Dra. Olivia Pérez Ramos (Figura 8A), especialista en fusulínidos y posteriormente, en 1995, el Dr. Emilio Almazán Vázquez (Figuras 8B-C), interesado en estudios bioestratigráficos.

En 1978 se inicia la edición del Boletín del Departamento de Geología por el Dr. José Francisco Longoria, en el cual se publican algunos de los trabajos de paleontología de la entidad, realizados por paleontólogos mexicanos y/o de la Universidad de Sonora (ex. gr. Gamper y Longoria, 1978; Herrera et al., 1984, Pérez-Ramos, 1986; Mora-Villalobos, 1997).

Actualmente en el Departamento laboran los paleontólogos Dr. Francisco Javier Cuen Romero (Figura 9), especialista en trilobites y paleoecología del Paleozoico inferior, y el Dr. Héctor Arturo Noriega Ruiz (Figura 10), especialista en paleoecología del Paleozoico, así como el estratígrafo, Dr. Rogelio Monreal Saavedra, quién ha impulsado los estudios de paleontología en la Universidad de Sonora. Se ha mantenido una estrecha colaboración con investigadores del Instituto de Geología de la UNAM (Figuras 9 y 10), así como con el Dr. Javier Ortega-Hernández de la Universidad de Harvard; con el Dr. Frederick A. Sundberg de la Universidad de Nuevo México (Figura 11) y con la Dra. Matilde Sylvia Beresi del Instituto Argentino de Nivología, Glaciología y Ciencias Ambientales (Figura 12).

La Estación Regional del Noroeste (ERNO) del Instituto de Geología de la Universidad Nacional Autónoma de México, inició operaciones en 1974, con el objetivo de realizar investigaciones de geología regional. El primer jefe de la ERNO fue Jesús Nájera (Figura 11), siendo el Ing. Córdoba (Figura 11) el director del Instituto de Geología en ese momento y en cuyo honor se nombró el Auditorio de la Estación, mismo que se conserva hasta la actualidad.

En 1980, se inauguró el edificio con el que cuenta actualmente, por el entonces M.C. Jaime Roldán, el Dr. José Guerrero García, entonces Director del Instituto de Geología de la UNAM y con el apoyo del Dr. Alfonso Castellanos, Rector de la Universidad de Sonora en ese tiempo.

En el período entre el inicio de operaciones de la ERNO en Hermosillo y la inauguración del edificio propiamente dicho, el interés de la comunidad académica internacional por realizar estudios paleontológicos y geológicos en el estado de Sonora fue evidente, diversos investigadores de la escuela francesa como el Dr. Luc Ortlieb (†), el Dr. Claude Rangin y la Dra. Françoise Peiffer estuvieron en la ERNO como parte de distintos proyectos de colaboración (Figura 13). El Dr. Luc Ortlieb, en el marco del proyecto de colaboración “Geocortez” entre el IGL y el ORSTOM (actualmente el IRD), realizó estudios en la terraza marina del Golfo de California mediante invertebrados. El Dr. Claude Rangin, aunque no es paleontólogo, sí integró datos paleontológicos en sus resultados a través de colaboraciones con especialistas mexicanas como la Dra. Gloria Alencáster Ybarra, la Dra. Blanca E. Buitrón Sánchez y la Dra. Lucía Almeida, entre otras. La Dra. Françoise Peiffer realizó un trabajo sistemático muy detallado en diversos afloramientos del Paleozoico de Sonora, que incluyó una cartografía a detalle, columnas estratigráficas, estudios micropaleontológicos y de paleontología de invertebrados. Este trabajo fue uno de los primeros en el que se presentaron evidencias sobre la hipótesis de la continuidad de la sutura Ouachita-Marathon hacia Sonora. Desafortunadamente, ese trabajo sigue inédito hoy en día, pero existe una copia mecanografiada que ella hizo llegar a John H. Stewart y a Forrest G. Poole, y que circula entre los investigadores que trabajan el Paleozoico en Sonora. Normalmente este documento inédito se incluye como cita en las publicaciones y así se le ha dado el merecido crédito.

Actualmente en la Estación Regional del Noroeste del Instituto de Geología de la Universidad Nacional Autónoma de México, laboran los paleontólogos Dr. Hannes Löeser Kaiser, especialista en corales y otros invertebrados, Dra. Pilar Navas-Parejo García, estratígrafa y micropaleontóloga especialista en conodontos y la Dra. Uxue Villanueva Amadoz, especialista en palinoestratigrafía. Además, el Dr. Carlos González León, geólogo, con gran interés en los estudios paleontológicos. La ERNO es subsede del Posgrado en Ciencias de la Tierra donde se dirigen tesis de maestría y doctorado y se imparten materias a nivel maestría dentro de la disciplina de la paleontología como son Paleontología de invertebrados, Micropaleontología y ambientes, Paleobotánica, entre otros. Algunos de los investigadores adscritos a la ERNO también son tutores en otros posgrados de la UNAM como el Posgrado en Ciencias Biológicas o el Posgrado en Ciencias del Mar y Limnología.

4. Conclusiones

La paleontología en el estado de Sonora cuenta con una historia de aproximadamente 160 años (1864). En sus inicios fue impulsada por el interés en los recursos naturales y en los metales del estado, sin embargo, actualmente ha alcanzado una madurez como disciplina, irradiando hacia la investigación, docencia y difusión-divulgación.

La bibliografía paleontológica del estado de Sonora es amplia y densa, sin embargo, en el presente trabajo únicamente se han abordado aquellas investigaciones que, debido a su novedad o área de estudio, han constituido un verdadero hito en la historia de la paleontología del estado.

De acuerdo con el análisis de las etapas de desarrollo de la historia de la paleontología en Sonora, estás coinciden con las etapas propuestas por Alencáster-Ybarra (2013), en las cuales se observa en un inicio la intervención de paleontólogos extranjeros, la institucionalización de esta ciencia para posteriormente dar paso al trabajo de paleontólogos desde instituciones mexicanas.

Entre los esfuerzos que ameritan los nuevos tiempos o el desarrollo de la cuarta etapa, se encuentran la investigación y docencia en paleontología, enfocados hacia el entendimiento de la evolución geológica del noroeste de México, el estudio de la paleobiota y su relación con los recursos naturales no renovables, así como la legislación y la puesta en valor del patrimonio paleontológico del país.

Agradecimientos

Los autores agradecen a dos revisores anónimos por las atinadas correcciones realizadas al presente manuscrito, mejorando notablemente su versión final. Los autores agradecen al Departamento de Geología de la Universidad de Sonora y a la Estación Regional del Noroeste del Instituto de Geología de la UNAM por las facilidades proporcionadas para llevar a cabo la presente investigación. De igual forma, expresamos nuestro más sincero agradecimiento al Dr. Thierry Calmus, Dr. Carlos González-León de la Estación Regional del Noroeste del Instituto de Geología de la UNAM y el Ing. Ángel Fort de la Mina Barita, así como al M.C. Ismael Minjárez Sosa del Departamento de Geología de la Universidad de Sonora, por la información y el material fotográfico proporcionado. Deseamos también agradecer el trabajo técnico realizado por la M. en C. Sandra Ramos Amézquita y el M. en C. León Felipe Álvarez Sánchez.

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Wilson, I. F., & Rocha, V. S. (1949). Coal deposits of the Santa Clara district, near Tonichi, Sonora, Mexico. Geological Survey Bulletin, 962-A, 80 p.

Figura 1. Estatua al misionero jesuita Eusebio Francisco Kino, localizada en el centro de la ciudad de Hermosillo, Sonora. Eusebio Francisco Kino es uno de los primeros misioneros en interesarse en las descripciones geológicas de las misiones con el fin de informar a la monarquía española.

Figura 2. A. William More Gabb, circa 1870, pionero de los estudios del Cretácico del noroeste de México y sur de los Estados Unidos de América; Imagen tomada y restaurada de Dall (1909). B. Láminas con moluscos determinados por Gabb (1869) del Cretácico del Cerro Las Conchas, modificado de Gabb (1869).

Figura 3. Edwin Theodore Dumble, fotografía tomada de Underwood (1964).

Figura 4. Gloria Alencáster Ybarra circa 1950, fotografía tomada y restaurada de Alencáster-Ybarra (2013).

Figura 5. De izquierda a derecha, Juan Manuel Morales Ramírez, Anita G. Harris, Bruce R. Wardlaw, John H. Stewart y Forrest G. Poole. Fotografía tomada durante una expedición a campo en la Sierra Agua Verde, Sonora central (1985). Foto cortesía de Forrest Poole.

Figura 6. De izquierda a derecha, Barney Poole y Ángel Fort, en el norte del poblado Llano Colorado, municipio de Soyopa en el año 2000. Fotografía cortesía de Ángel Fort.

Figura 7. Dr. Guillermo Salas Pizá (†, 2009) circa 2000, fundador del Departamento de Geología de la Universidad de Sonora. De estirpe académica, hijo del Ing. Guillermo P. Salas (1912–1990), quien fuera director del Instituto de Geología, UNAM (1955-1968).

Figura 8. A. de izquierda a derecha al frente, Dra. Olivia Pérez Ramos, M.C. Alejandra Montijo González, al fondo Dr. Francisco Javier Grijalva Noriega, durante una prospección paleontológica al área de Caborca, Sonora, 1984. B. Dr. Emilio Almazán Vázquez (†) circa 2003. C. Dr. Emilio Almazán Vázquez (†2010) y Dr. Rogelio Monreal, durante una prospección al Cretácico del Grupo Cabullona, Sonora, 2009.

Figura 9. De izquierda a derecha, Dra. Gloria Alencáster Ybarra, Dra. Blanca Estela Buitrón Sánchez y Dr. Francisco Javier Cuen Romero. Ciudad de México, 2016.

Figura 10. De izquierda a derecha, Dr. Josep A. Moreno Bedmar y Dr. Héctor Arturo Noriega Ruiz, durante una prospección a campo en Sonora, 2021.

Figura 11. De izquierda a derecha, Dr. Francisco Javier Cuen Romero, M.C. José Alfredo Ochoa Granillo, Dra. Blanca E. Buitrón Sánchez y Dr. Frederick A. Sundberg, durante una prospección al Cámbrico de Sonora, central, 2018.

Figura 12. De izquierda a derecha, Dra. Matilde Sylvia Beresi, Dra. Blanca E. Buitrón Sánchez y Dr. Francisco Javier Cuen Romero, durante una entrevista de radio en la Universidad de Sonora, México, 2018.

Figura 13. De izquierda a derecha, Dr. Gabriel Ibarra Félix, Ing. Alfonso Molina Ruibal, Dr. Claude Rangin, Dr. Guillermo Salas Pizá, Ing. Diego Córdova Méndez, Dra. Françoise Peiffer, Dr. Alfonso Castellanos, Teresa Hughes, Dr. Jesús Nájera y René Montaño Terán. Fotografía tomada en la Universidad de Sonora, 1974.

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Paleontología Mexicana, Vol. 13, núm. 2, 30 de junio de 2024, es una publicación semestral  (enero y julio) editada por la Unidad Editorial del Instituto de Geología de la Universidad Nacional Autónoma de México, Ciudad Universitaria, Delegación Coyoacán, C.P. 04510, México, CDMX. El editor en jefe es el Dr. Josep Anton Moreno Bedmar, CE josepamb@geologia.unam.mx y la editora técnica es la Mtra. Sandra Ramos, sandraram@geologia.unam.mx. Reserva de derechos al uso exclusivo No. 04-2022-072810185500-102, ISSN (revista impresa): 0185-478X, e-ISSN (versión electrónica): 2007-5189, ISSN-L: 0543-7652. http://www.ojs-igl.unam.mx/index.php/Paleontologia/index. https://twitter.com/paleontologiam Fecha de la última modificación, 15 de junio de 2023.

 

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